El gimnasio del futuro

El consumidor ha cambiado. Los millenials son usuarios exigentes que quieren sentirse de una tribu digital fuerte para entablar relaciones significativas. Esperan una propuesta de valor potente. El pago tradicional por cuotas da paso al modelo pay as you workout.

Rechazan la monotonía y buscan experiencias únicas. Ya no es hacer ejercicio, sino vivir experiencias únicas. Ya no es hacer ejercicio, sino vivir experiencias memorables y sociales. Bicicleta, HIT, fitboxing, zumba, meditación o yoga son conceptos sencillos, con un objetivo común: trabajar cuerpo, mente y emociones.

El mercado británico y americano son los más maduros. Así, los exclusivos estudios de fitness concentran un 40% de toda la oferta en Nueva York. El entrenamiento diario se concentra en un breve periodo de tiempo. Depende de lo realizado durante la jornada, horas de sueño, nivel de glucosa o colesterol. Nuestro chief digital trainer tendrá acceso a todos los datos a través de wearables o sensores que llevaremos sobre o bajo la piel.

El nuevo modelo de fitness boutique se focaliza en un nicho de mercado concreto. Dispone de espacios sociales, zonas de retail y bar con productos saludables, todo según el nuevo lifestyle. Son entrenamientos de unos 45-60 minutos, en ambiente fresco, animado, con música y luces. Ocio, trabajo, salud y comunicación se mezclan. Aparte del trato personalizado, que forma aprte de un nuevo estatus, es muy importante el look & feel del interior, que se define en la estrategia previa al diseño.

La tecnología permite que la línea entre fantasía y realidad se diluya. Nuestro avatar es tan real como nosotros mismos. Las gafas de realidad virtual, pavimentos y máquinas de musculación o cardio que almacenan la energía generada, el dinero virtual ganado gracias al ejercicio físico, cintas de correr omnidireccionales para moverse 360ª o guantes y trajes hápticos… son ya una realidad.

La tecnología reclama el usuario. Es un material constructivo que define el espacio, integrada con él, no superpuesta, forma parte de la experiencia de compra. Se produce tanto en lo tangible y real, con las texturas, colores y olores, como en los digital. Se diseña desde el principio de la cadena de valor en ambos mundos, anulando la frontera entre ambos.

Tal vez la innovación no está en la extinción del clásico gimnasio, sino en su transformación.